domingo, 3 de abril de 2022

La historia de Estopa y su evolución.

 





          

Todavía lo cito como un ejemplo de olfato precoz. La primera vez que escuché ‘Tu Calorro’, el tema que abre el debut epónimo de Estopa, estaban muy lejos de dar el pelotazo descomunal que dieron conquistando con los doce temas a todo tipo de público: los rumberos, los transgresivos (los guiños a Extremoduro son claros en este disco), los fans de Sabina, que veían la misma canalla, los comerciales, los amantes del mundo ‘KINKI  de autenticidad barrial. Dos chicos, hermanos, salidos de una fábrica de automoción, ponen banda sonora al recién estrenado año 2000. En todos los bares y garitos te podía sonar cualquier canción porque todo el mundo se las sabía. Solo sacaron dos singles oficiales pero para el público eran doce. Estaban en todas partes y en su momento de más tirón llegué a ver por algún bar de Madrid carteles que decían: “lo sentimos, no ponemos ninguna canción de Estopa. No las pidáis”. Después de escuchar aquel tema, me compré el disco, que costó encontrarlo. Aquello estaba claro, eso era Estopa «y se iban a comer a dios por una pata».

La palabra calorro, un Seat Panda y Ford Escort, máquinas tragaperras, homenaje a Los Chichos, polvos blancos en el lavabo, rímel y pachuli, coches pisando a fondo, referencia a Deep Purple, a Camarón… Macarrismo canónico sin imposturas. Estopa lanzó su debut en octubre del 99 y con el apoyo de la todopoderosa BMG, sí, pero, objetivamente, el mérito fue por entero de ellos y no de bombardeos de mercadotecnia. Un mes antes y con el mismo sello, Joaquín Sabina había dado en la clave de la reinvención con 19 Días y 500 Noches y, de algo de provecho mutuo hay en ambos trabajos. Varios nombres en común, uno de ellos femeninos: el de Chonchi Heredia. Una joven mujer de corte aflamencado, más jonda que Clara Montes, otra voz descomunal, pero con porte más elegante que la más ‘asilvestrada’ Niña Pastori de la época. Es ella quien pone los coros a algunas canciones de ambos discos, dando una emoción especial a muchos de los cortes de este debut de Estopa. El país bailaba seguidas el ’19 Días…’ y ‘La Raja De Tu Falda’.

Pero, como empezaba, los conocí con ‘Tu Calorro’. Una rumba incendiaria que arranca de manera poderosa con la voz de David arropada con apenas sonoridad. La canción destaca por la carga rítmica que tienen los golpeos de compás del estribillo, donde se unen bombo, rasgueo de guitarra y bajo. Eso, unido a la aguda voz de Chonchi y el ronroneo moruno de la melodía me voló la cabeza a la primera. La consideraba muy superior a ‘La Raja’ y así me lo sigue pareciendo como reflejé en su día en ese disco. Y sí, ‘La Raja De Tu Falda’ tiene en su mérito la frescura de una letra descarada, la sorna del fatalismo provocado por la lujuria más sucia. La variación del texto en la última repetición del estribillo siempre me pareció suficiente para denotar una creatividad por encima del pelotazo puntual.

‘Me Falta El Aliento’ destaca por la tranquilidad contenida del fraseo, que a la postre contiene las mejores partes, en contraste con la aceleración de un estribillo repleto de texto. Como ‘Exiliado En El Lavabo’, ‘Tan Solo’ es la más ‘difícil’ del disco. Arreglos de violín para una balada en la que las segundas voces de José recuerdan claramente al Roberto Iniesta de las canciones acústicas de la reedición del Rock Transgresivo. El saxo final termina de poner lustre a un tema soberbio. ‘Poquito a Poco’ también lleva dos velocidades, un fraseo más o menos previsible que rompe en un puente que no tiene nada de comercial: “lo reconozco, fumo porros a diario, me fumo uno y es como poner la radio”. De nuevo el estribillo suena pesado y retumba en sus golpeos, la clave del poso rockero de este álbum. El costumbrismo marginal llega en ‘Suma y Sigue’, una de mis favoritas en aquel momento. Me conquistaba el poso melancólico y triste de un estribillo muy bossa.

Y la bomba, como en el primer bloque, volvía a estallar en el principio del segundo, ‘El Del Medio De Los Chichos’ es uno de los temas mejor cantados por el grupo (mi 1), con un crescendo descomunal y una labor intachable, de nuevo, de Chonchi Heredia. La banda recoge con una maestría apabullante cada vez que los hermanos terminan el estribillo con aquello de “yo era un perro callejero”. Insuperable. Sin embargo, la chispa popular se fijaba más en otros trallazos como ‘Como Camarón’ o ‘Cacho a Cacho’. El primero tiene una escala creciente de velocidad que acaba descabalgando, mientras que la segunda no entiende de tempos y va desde el primer momento a piñón. La segunda es tan efectista que hasta Rosendo se atrevió con ella en un disco de colaboraciones. Entre ellas, la citada ‘Exiliado En El Lavabo’, la más cruda de la docena, lo de que “un grumo te ha cortado” es lo que Sabina disimuló un tanto con el doble sentido en aquello de “se cortaron de meterse algo más fuerte”. Curiosamente, el homónimo ‘Estopa’ siempre me pareció el más flojo de la lista, quizá por aquello de las bases y mi especial y anárquica aceptación de lo rapeado.

Bossanova’ pone el cierre de forma elegante y bamboleante, pese a que no deja de oler a luces de neón en clubs a las afueras de la ciudad. ¿Acaso esperaban algo fanfarrioso?

Con el paso de los años Estopa coqueteó con el ska en su segunda entrega, endureció las guitarras en la tercera y quizá ha podido hacerse demasiado previsible en su concepto de rumba socarrona. Pero siempre han mantenido una dignidad alta y el beneficio de un público que, sin ser del todo el suyo, siempre los respetará por encima de otros top ventas.


 Fuentes de la información : Rocksesion.







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.